Allí donde el corazón guarda el amor fraterno hay un vacio
una voz hueca que se disfraza de cordialidad y buenas maneras
un sentimiento que se confunde con las vanas necesidades del mundo
una falta de Dios que con hipocrecia proclama “Dios mío Gracias”
Ahora un corazón constreñido languidece ante la desidia y el desamor
por que “dejarás a tus padres y te uniras a una mujer como una sola carne”
con qué facilidad el orgullo doblega la noble tarea de apoyarnos como hermanos
como puede la mente del hombre pretender tal paradoja sin su ego.
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